Cada año que se me presenta, es una real oportunidad. Oportunidades que no sólo la vida me brinda por sí misma, sino las que yo misma me creo a lo largo de los días –experimentar y vivenciar mis días.
Siempre les recuerdo a mis alumnos y hermanos espirituales, que no hay mejor propuesta que el crecimiento, y que debe ir en conjunto, con un deseo mayor de conexión espiritual para un perfecto equilibrio; mente versus corazón.
Cada uno debe medir sus propios deseos de expansión influido por los recursos y la real compenetración del alma en abastecerse de nuevas formas para enfrentar los años venideros y la vida misma.
Una de esas formas de crecimiento, es la obtención del conocimiento, no sólo intelectual y pragmática, sino que exista un impensable deseo de equilibrar nuestro lado emocional, conocernos mejor, descubrir los miedos, las ansiedades, darnos cuenta y aceptar que debemos integrar ese lado nuestro, que produce tanto dolor y sufrimiento.
No se trata de ser mejor para competir con algo o con alguien, sino ir hacia un éxito de “conocernos” y manifestarnos desde el yo interior, con fluidez y abrirnos a la vida en sus múltiples aspectos de abundancia y éxito; tomar el conocimiento como agente que ayuda a derribar murallas, y a crear espacios de paz y armonía en nuestras vidas.
El que está preparado con sus mejores herramientas sicológicas, estará capacitado para tener un mundo mejor, más creativo y más exitoso.
El éxito es un término relativo, por lo que cada cual mide y define en forma distinta. Diría que el éxito es el cumplimiento de un objetivo que nos hemos fijado.
Para alcanzar el éxito en lo que te propongas, hay que empezar a trabajar en esa dirección, la senda que te lleve al objetivo. Esto es invertir energía, comenzar es dejar atrás la inercia de no hacer nada, o estar siempre justificándose para no comenzar. Todos deseamos ser gananciosos y felices. Todo lo que tenemos que hacer es crear en nuestra mente los aspectos de las ganancias en la vida, que se relaciona con la forma cualitativa de cultivar nuestro conocimiento y relacionarnos CON LOS PRINCIPIOS Y LEYES QUE VAYAMOS A INTERNALIZAR.
La propuesta es: ¿qué haré este año para mejorar y ayudarme a crecer? ¿Qué temas más lúdicos me tocan relacionar este año, para tener esas herramientas que me permitan manifestar mis espacios creativos y armoniosos? ¿Voy a esperar siempre que la vida me lleve por cualquier lado, o voy a direccional mi vida por donde yo quiero ir?
Sin duda, éstas y otras preguntas que surgen en la mente, y con mayor fuerza surge la necesidad de preparación, porque estos tiempos son duros, convulsivos y apremiantes, que por mucho amor que exista para afrontar los procesos, sin herramientas, métodos y preparación, el amor se pierde en las buenas intenciones.
El amor abre muchas puertas y coloca en el centro de nuestro corazón, la energía para alimentar a nuestro espíritu, pero el conocimiento de las distintas disciplinas nos prepara con las armas del intelecto para aprender a esclarecer, focalizar, discriminar y percibir con lucidez nuestro entorno, llegando a conocer la profundidad y a vivenciar en forma impersonal nuestras emociones, las cuales, con sólo el corazón, no podemos centrar.
El amor mismo nos impulsa a perfeccionarnos como seres humanos evolutivos. Nos da la pauta para que nada ni nadie pueda engañarnos, cuando la experiencia toca fondo, la mente puede usar sus conocimientos para salir del fango de las lamentaciones.
Cada año es propicio para una nueva preparación y perfeccionamiento de nuestro ser. Es el mayor regalo para el alma, porque el alma necesita un cuerpo emocional completo, estable, donde permita el flujo de
Por ello, como Centro de Estudios FOHAT, ése es nuestro propósito, el conocimiento espiritual para una vida más creativa, amorosa y en armonía con los ritmos y ciclos diarios, en los cuales fluya y resplandezca
Amar y ser amados, dar felicidad a otro, recibir abundancia y complitud desde el centro mismo de LUZ y PODER.
La preparación es un desafío para los cambios y las transformaciones. Este es el año de un nuevo comienzo. De nosotros depende.
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