La alquimia se define como la "ciencia de la transformación".
Para que esta transformación se otorgue indudablemente el "ser" tiene que estar en su etapa de desarrollo, permitiendo aflorar todas sus potencialidades.
En la antigüedad se decía que los magos o hombres de sabiduría tenían el poder de transmutar los metales burdos en oro, algo que nunca sabremos con total seguridad si es que lograron su propósito por alcanzar el conocimiento total de la transmutación. Pero podemos rescatar de ellos, que como legado nos proporcionaron los principios que dieron origen a las ciencias modernas como la Química y la Física.
Hoy podemos declarar con certeza que: "El verdadero propósito de la Alquimia es liberar al espíritu, transmutando nuestras vidas y cambiar el cauce de nuestro destino". Por lo tanto definiría a la Alquimia como una ciencia espiritual para la transformación de la mente, de forma tal que nos permita el desarrollo de la conciencia hacia estados evolutivos superiores, que trasciendan lo burdo y material.
Con estos estados expandidos de la conciencia alcanzamos la Inmortalidad del Espíritu. lograr transmutar nuestra ignorancia por la Sabiduría. Mientras estemos apegados a la materia y a vivir en una conciencia temporal o en una personalidad básica, solo dormiremos durante esta vida y junto con esto no saldremos del Samsara o Rueda de las Encarnaciones, por lo tanto volvemos una y otra vez reconstruyendo la personalidad para experimentar la vida y lograr darse cuenta del proceso. El camino del espíritu es inconscientemente ir en la búsqueda de respuestas, más allá de la conciencia temporal en función de experimentar su totalidad. Las amarguras y pesares van surcando las experiencias, hasta producir un despertar, somos ayudados por los seres invisibles que con santa paciencia esperan cada oración para susurrarnos en chispazos de Intuición que hacer o como desarrollar nuestras herramientas para realizar los verdaderos cambios en busca de la paz, la armonía, alcanzando la conciencia permanente que no es sino el estado de Inmortalidad, la liberación total del Destino. Este es el estado de conciencia continua y donde ya no existe la muerte de la personalidad, que los sabios antiguos o alquimistas llamaron "Elixir de larga Vida".
Lo único que nos deja amarrados a nuestra personalidad y hace daño a la mente, es nuestro propio pensamiento, que nos paraliza e interpreta negativamente cualquier circunstancia de la vida.
Aprender a manejar el pensamiento (Conscientemente) nos da la posibilidad de acceder a nuestros archivos internos que nos darán pautas para tomar el mundo, el poder de nosotros mismos realizando la transmutación, la transformación alquímica para liberarnos definitivamente de las limitaciones de la personalidad.
La alquimia del pensamiento es una herramienta fundamental para el desarrollo del proceso de transmutación mental y de liberación del destino fatuo que tenemos. De esta manera vamos cargando una mochila de piedras y subiendo la montaña de la vida, sin sentido, con solo piedras y muchas veces no son ni siquiera nuestras.
Nos hacemos cargo de personas y cosas, queriendo con ello ayudar, pero es tanta la carga que no tomamos distancia, para ayudar con efectividad y darnos de verdad con el corazón, entregando las herramientas a otros, para cargar su propia mochila y alivianarla del dolorismo y las penas, es toda una propuesta para la mente.
Nuestro cuerpo y cerebro vibra en la tercera dimensión y nuestras ondas de pensamiento van y vienen de acuerdo a nuestra propia dirección. Perno nuestro cuerpo de luz mental se ubica muy por encima de lo profano, nuestra mente puede extraer de ahí los patrones perfectos para ubicar nuestra existencia en campos de Luz, de Vida realizada y de Amor.
Las vibraciones de Amor pueden mover montañas y atraer enormes cargas positivas, para vivir en la dimensión total del ser, que no es más que un eterno presente gozoso del aquí y ahora.
La alquimia nuestra es dejar que el rio fluya, que los duros metales del pasado se diluyan en el fuego santo de la Voluntad. renaciendo en el Amor de las posibilidades de convertirnos a nosotros mismos en el Ave Fénix que cruce nuestra mortalidad del alma y viva en la frescura Eterna de la Luz Cósmica.
