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sábado, 26 de enero de 2008

Sendero de Espiritualidad

"Tocad y se os abrirá"... esas son las reglas para quien busca encontrar la sabiduría, más allá de lo cotidiano, el Sendero, es como una huella que al principio es imperceptible, tan fragil y difusa, como los pensamientos de quien lo busca.

Buscar llegar a la trascendencia es llegar a uno mismo, pero indudablemente cada paso es importante, porque como bien dicen los maestros, la evolución no es a saltos.

Cada proceso, cada vivencia, cada estado crea un vínculo con millones de posibilidades, entre esas, es que nos perdamos en el bosque de los errores...

Buscar la sabiduría en todas partes, tocar todas las puertas del conocimiento y "experimentar" como en un laboratorio, la Conciencia Divina y la integración de todos nuestros aspectos, que incluyen nuestra toma de decisiones para encontrar este camino, llamado espiritual. Los antiguos se empapaban de las diferentes religiones, de las matemáticas, de las artes, de la ciencia, sin fanatizar ningún aspecto. Vivir el conocimiento implica abrirse a un espectro de conciencia hacia todas las cosas y asumiendo el respeto y la tolerancia que nos merecen cada una de las realidades universales en que estamos imbuidos, la comprensión sin limitaciones fanáticas, nos proyecta en esta Nueva Era.

Más aún tener en cuenta que aprender de las distintas disciplinas incluye hacerlas realidad dentro de uno, si de alguna manera deseamos proyectar una imagen de lo aprendido. El sendero, implica poseer inteligencia adecuada, audacia para permanecer en la senda y voluntad para caminar, discreción ante los ojos fútiles y sesgados de los detractores que desean que nuestros pies resbalen por los caminos de la materia o el dogma.

Con ello, al ser no le queda otra alternativa que forjar el caracter (no implica agresión, sino comprensión) y controlar su mente. Comprender que los mundos visible e invisible son parte de una comprensión que llega cuando integramos lo sagrado en nuestro día a día. La posibilidad de alcanzar la evolución espiritual con un proceso de toda una vida, es la integración de todos nuestros cuerpos, físico, mental y espiritual. Realizar el sendero es Iniciarse...

Y para ello, el hombre decide desarrollar su Verdadera Identidad, y por ello tiene que conocer conceptos que actualmente parecen estar carentes de significado para esta sociedad como son el amor, el desapego, la tolerancia, vivir en la Verdad con nosotros para con los demás, tener sentido ecléctico de la devoción, no limitarse en una sola estructura, adquirir el respeto por la trascendencia de su inmanencia, compromiso férreo hacia la Naturaleza y este planeta que parece morir frente a la Indolencia del Poder Material, egoísta y recalcitrante.

Trabajando las distintas aristas que componen nuestra vida, el individuo de por si reconoce la misión que le toca en la vida y asume la responsabilidad de su crecimiento, desarrollo y potencia su vida a través del espíritu.

No me cabe duda, que la mayor interferencia en el desarrollo del Sendero Espiritual radica en la constancia, la perseverancia, porque ahora el hombre tiene miles y mayores oportunidades de las que tuvo en el pasado, sin embargo a pesar que el conocimiento está al alcance de todos (ya no solo en el secreto de los templos) las distracciones son muchas y por lo tanto las justificaciones para no seguir, pueden privilegiar su retiro del paso andado.

El mayor logro es la Unificación del Mundo Externo con el Interno. La sintonía con las leyes, ritmos y ciclos de la vida con el Universo, y el regalo más grande tener la "certeza" que Todo y Todos somos Uno. Además de palpar la sincronicidad de los campos entrelazados donde el Santo Ángel de la Guarda nos allana el camino, limpiando las espinas para los sinceros, auténticos y puros de corazón.


Marisol Peñafiel

sábado, 19 de enero de 2008

Sentido del Querer

¿Que quiero? ¿Quiero y hago lo que deseo? ¿Cual de mis necesidades se satisface al querer algo? ¿Como lo quiero? ¿Quien se beneficia?

El querer algo... tiene un significado pasivo y otro activo. Pasivo sería en referencia a los sentimientos del sujeto que siente cariño, ama, anhela o pretende. El sentido activo del vocablo querer, se refiere al hecho de "Ejercer su voluntad" o de terminación para realizar ese algo. De esa manera ejecuta, procura o consigue algo que llene sus necesidades.

Existen tantas necesidades como los distintos medios para conseguir la satisfacción de ese algo que se anhela. Además que todo esta embebido por un conjunto de reglas y procedimientos en con conjunto socio-cultural y familiar determinado.

Por lo cual el individuo necesita llegar a una concordancia entre las necesidades; el deseo que surge de esas y las condiciones y medios que se utilizan para satisfacerlas.

El reconocer la verdadera naturaleza y origen de las necesidades se torna de suma importancia aquí manifestándose el propósito del deseo, que pasa por una enorme gama de vibraciones; desde los deseos más personalistas, egoicos, hasta los deseos más altruistas, incluyendo las aspiraciones espirituales.

Los deseos (¡¡Quiero esto…!!!) que provienen de la naturaleza física, en donde el sentido racional impera, estableciendo ni con exageraciones ni represiones que deben ser satisfechas con medios y procedimientos aceptables, que no solo abarquen a nuestro Yo, sino además al conjunto, incluyendo por ende al ser interno.

Hay deseos de naturaleza intelectual y emocional que deberan incluir algunas condiciones, que permitan desarrollar un estado armónico y de resonancia con nuestro ser interno.

a.- Los deseos y anhelos deben corresponder a una imagen positiva de lo que queremos alcanzar y ser a través del esfuerzo.

b.- Los deseos deben pasar por un tamiz en donde para que se realicen sin prejuicios kármicos, deben carecer de afanes egoístas o de ego personalista.

c.- Deben estar integrados en una concepción armónica que impida la exagerada preeminencia de alguno de ellos.

Y por último

d.- Los deseos de nuestra naturaleza espiritual “son” los únicos dignos de aceptación completa e integral en nuestra conciencia, que elevan el “querer” a un rango enaltecido, por su alta vibración (siempre y cuando el ego no vaya por delante).

Querer en otras palabras es un impulso que sale de nuestra voluntad que se expresa a través de nuestra triple naturaleza: física, intelectual y espiritual, destinada a satisfacer las distintas necesidades y cuya potencia energética podemos canalizarla concientemente hacia formas superiores de expresión de nuestra personalidad.

Querer puede ser el impulso, motor o inventivo permanente de progreso y de superación, lo que le invita al individuo a ir en busca de conocimiento, respuestas, obligándolo a expandir su nivel básico y buscar más allá de la conciencia objetiva y realizar al ser personal en el Todo y dentro de la conciencia cósmica.

viernes, 4 de enero de 2008

Final de Año

Esta fiesta nace como una gran necesidad de marcar un cambio de año, que no coincide necesariamente con el antiguo sistema de fechado. Las doce horas, símbolo de un número con ciertas características mágicas, mas aun a media noche se considera que fuerzas renovadas y nuevos brios, entran y dan paso a las fuerzas positivas en esperanzas que el año que comienza será próspero, lleno de abundancia y buenos presagios.

Es costumbre pensar que tal como con todos los arreglos que realizamos son parte preparatoria para el siguiente año y que con los lujos de la comida, bebida y vestimentas estos darán comienzo al resto del año en la prosperidad deseada. Los distintos ritos, costumbres según la tradición del mundo donde se encuentran, forman el folklore del pueblo donde se habita. Pero mucho más allá de la Era Cristiana, más aún de los comienzos de esta Era propiamente tal, las corrientes de veneración de los dioses de la naturaleza y a las fuerzas de la vida, eran parte inherente a la celebración de la cosecha y la fertilidad, a los ciclos de la Madre Tierra y la necesidad de gratificar la benevolencia de la Manifestación Divina.

Todas las tradiciones sagradas del mundo enseñan que la capacidad para alcanzar cualquier meta depende de “Despertar una Fuente Interior” de amor trascendental y Sabiduría. Que todo lo demás son símbolos, accesorios ilusos de creer que todas las cosas tienen el poder de hacernos felices y lograr los objetivos.

En el cristianismo se dice que el reino de los cielos esta en nosotros mismos. La tradición Budista nos enseña: “Mira dentro de ti, tu eres el Budha”. En el hinduismo se dice que el Atma (el Yo Inmanente) forma una unidad con Brama (el dominio universal del Ser) y en la tradición Sufí expresan que “Quien se conoce a si mismo, conoce a su Dios”. Todas ellas, en conjunto no entran en discordancia con las doctrinas fundamentales de las grandes religiones del mundo. Es el hombre que en su mente fracciona y divide, colocando además su poder fuera de si mismo.

El nuevo año comienza en el preciso momento en que nos ponemos en el lugar de conciencia en que se encuentra cada uno de nosotros, ahí se da la puerta del primer día del resto del año. Nuestro estado interno puede despertar el nuevo amanecer o llevarnos al lúgubre sótano donde reina el desamparo.

Paul Brunton nos dice que el hombre busca cada momento una razón de su existencia, tanto conciente como inconcientemente, que es un deseo nostálgico de alcanzar el conocimiento de nosotros mismos y agrega que hay un solo deber y es el descubrir nuestra divinidad en nosotros mismos.

Es así como cada año nuevo, nos proponemos nuevas metas y logros emocionales y materiales, pero ¿Qué pasa con las metas espirituales, con el verdadero propósito por el cual, como seres humanos estamos aquí? Vivimos inmersos de todos los recursos materiales que podamos adquirir, de la malsana competitividad y nos colocamos en un profundo trance rutinario por modelos automatizados y condicionados de percibir, pensar, sentir y comportarse… esta programación inducida culturalmente, esta YA rompiendo sus esquemas, hay una llamada de muchos seres en este planeta que nos inducen a despertar, a ponernos en contacto con nuestra naturaleza Divina que reside en nuestro interior, porque somos creadores, somos nosotros un potencial de amor al igual que Jesús que dijo: “Podemos mover montañas”.

Algo que hemos olvidado y este nuevo año puede ser un buen comienzo; es que hemos olvidado quienes somos realmente y esta es una realidad tan simple como darnos cuenta que al final, bastaba mirar hacia adentro y con esos ojos mirar hacia fuera.

Están manifestándose signos que son muy evidentes, de que nuevos tiempos rescatan a la antigua sabiduría para lograr una conexión en este camino e la trascendencia. Pero la actitud nueva debe derribar en este camino de barreras, criticas, autoengaños y todo tipo de centralismos personalistas que están en decadencia.

Hoy está vigente la renovación espiritual en la integración del ser en su totalidad, estamos trabajando en un proceso de sanación planetaria pero no como algo lejano y fuera de nosotros, sino como aquello espontáneo del quehacer del día a día, donde cada uno puede aportar a través de nuevas propuestas y actitudes.

Este año, nuestro propósito debería ser eliminar las grietas existentes entre lo sagrado y lo ordinario, permitir dar paso a la madurez como seres espirituales frente a una problemática material y de emociones egoístas y carentes de fraternidad. Tal vez el uso de la conciencia transpersonal para trabajar por el bien de todos, donde no cabe duda que este bien de la totalidad nos incluye automáticamente (causa-efecto). Algunos hablan de “Espiritualidad encarnable” que incluye celebrar todos nuestros procesos, por muy difíciles y dolorosos que sean, este trabajo interior es estar presente en el aquí y ahora, en el discernimiento que si no se dan las cosas como “yo quiero, así y de esta manera” es porque hay un aprendizaje de por medio y por el cual solo hay que fluir, encarnar la gratitud como vehículo para transportarnos a otros espacios y no perder nunca la capacidad de asombro, estas simples proposiciones pueden abrir nuevas dimensiones en el diario vivir y ser más fáciles desde una mente optimista y veraz; naturalmente espiritual.

Estoy tratando de aprender algo nuevo, sobre todo para mi y es vivir profundamente en la materia y a honrar su misterio, a sentirme más conectada con todo lo que vive y me roda, siento que he experimentado una intensa renovación a mi punto de vista, en donde sentía que solo pensar en los planos superiores me hacia mejor y más sabia. Aquí, en este plano nos movemos y solo depende de cuan integrados estemos y deseosos de aceptar movernos con el alma, amar con el alma y darle el alma a las cosas, al mundo habitual, es que podemos contribuir en el logro más anhelado de nuestro espíritu, que es alcanzar la totalidad de nuestro ser.

Este año recién comienza y hoy comienza la oportunidad de entrar en el proceso de ser más luz donde reina la oscuridad. ¿Están dispuestos a unirse al derrumbe de las murallas autoimpuestas, de la ceguera y el egoísmo?

El alma de Gaia espera por la integración y compromiso de una esperanza para el planeta tierra.

¡Feliz año nuevo y feliz reencuentro de nuestra hermandad como seres humano!

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