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jueves, 6 de diciembre de 2007

La ritualidad en nuestra vida

La forma ritual es hoy en día una práctica poco usada para introducir lo sagrado a lo cotidiano en el transcurso de nuestros días.

Sin embargo todos los días desde que nos levantamos son formas rituales de realizar ciertas cosas, de cierta manera; donde cada día, se coloca una energía en cada acto, permitiendo que una actitud rutinaria se convierta en un hábito, a veces sin mayor trascendencia.

Lo importante de todos nuestros actos, es la claridad, la observación, el "darse cuenta" en forma "consciente" de lo que estamos realizando, para colocar lo sagrado en lo cotidiano, tornar lo aburrido en lo agradable, es fijar el consciente en la práctica como un momento especial, solo para trascender de lo ordinario y simplón a que pueda ser un acontecimiento único.

Todo puede llegar a converger en un llamado que nos centra a integrarnos y a probarnos a nosotros mismos". Esto va más allá de cualquier práctica espiritual, así mismo, independiente de obligarnos a ser espirituales solo en los ratos de meditación y entonamiento cósmico.

Lo sagrado es una actitud real, práctica y consciente. Nuestros actos pasan a tener una cualidad generosa con nosotros y nuestro entorno.

Por ejemplo el solo hecho de caminar y tomarse un helado, poder demostrar en este acto simple la felicidad y la bendición de lo que estamos haciendo. El permitirnos mirar con más dulzura y benevolencia a otros, no hiriendo a nadie literal o inconscientemente. El mero hecho de aprender a respetar el espacio privado del otro y respetarse uno mismo.

No provocar enfrentamientos o actuar en forma dramática en eventos que nuestra "sombra" hace crecer sin sentido. Asumir la responsabilidad de nuestros propias cualidades dionisiacas, es contribuir en la paz interior.

La ritualidad de los actos diarios a través de una práctica amorosa, nos proporciona el avance espiritual no como la "noción de que existe un todo final que deseamos alcanzar", sino como una comprensión de que lo sagrado en el camino se hace día a día. La práctica a largo plazo revela la forma en que la mente se acostumbra a trabajar en sintonía y las "visiones interiores" que obtenemos ayudan al comportamiento equilibrado y efectivo de los días convulsivos y azarosos en que nos vemos envueltos. Pensamos que tenemos un camino espiritual, pero... ¿Realmente lo tenemos? ¿Que estamos haciendo por el y como lo reconocemos?... etc., tal vez, podría formular muchas preguntas, pero "pensar" no es lo mismo que "hacer". No basta llegar a pensar por la paz del mundo o pensar que terrible que estamos metidos en esta catástrofe ecológica y creciente miseria que vive la mitad de la población mundial.

Cuando realizamos actos rituales en conciencia, de no botar basura en los ríos, apagar la luz para gastar menos, cuando nos preparamos la comida justa para no desperdiciar alimento... cuando al fin somos capaces de hacer actos, nos abrimos a la omnipresencia del sufrimiento del mundo, cuando adquirimos una actitud empática (tome nota de este término que muchos desconocen) frente al temor, la angustia, la cólera, el dolor por las perdidas, entonces desarrollamos un "misticismo social" cuando tomamos partido, dejando de lado la indolencia y apatía, ayudando a liberar nuestras paralizadas energías de autoconmiseración, por una actitud más profunda de conciencia tanto por y en nosotros, como para que los actos diarios de la vida en el transcurso del tiempo; sean todo. Llevar la espiritualidad en la vida no es fácil, pero llevar la atención a nuestros actos, es toda una proeza y llevarlos a un "hecho" vivencial, es realizar lo sagrado en lo cotidiano. Si pensamos que nuestras vidas cotidianas no tienen nada que ver con la situación del mundo entonces estamos muy lejos del camino o sendero.

María Soledad Peñafiel

1 comentario:

Sergio dijo...

"..La ritualidad de los actos diarios a través de una práctica amorosa, nos proporciona el avance espiritual no como la "noción de que existe un todo final que deseamos alcanzar", sino como una comprensión de que lo sagrado en el camino se hace día a día..."

Qué bello este pasaje :)!... muchas veces envolvemos nuestra vida con conductas tan complejas, enredados y enceguecidos en nuestros egoísmos, temores, deseos y prejuicios, creyendo estar por sobre la vida misma. En otras ocasiones, la vida pareciera estar tan falta de sentido, que lo único que nos hace olvidar, es el encanto de lo banal. La vida, su esencia misma, está hecha de pequeñas verdades, simples, como aquellas que brillan en los ojos de los niños cuando juegan a descubrir el mundo =) ... y aprender a vivir de los pequeños actos que nos devuelven a la mirada inocente, pura, es el verdadero Arte de la vida; ahí está su sentido único y trascendente.
Confucio, a quien muchas veces se atacó por "ritualista" y conservador, decía que de nada servían las prácticas externas, el rito, si éstos no eran sino reflejo de la más recta y pura verdad interior, y con la humildad frente al acto sagrado. En este mundo en que lo profano parece a ratos arrebatarnos el corazón, se hace más necesario que nunca volver a la virtud; ésa que conduce hacie el otro en su verdad más profunda, y hacia el encuentro final: el encuentro con Dios.

Estuve compartiendo este sábado con ustedes, y es un encanto leerte =) ...Muchas gracias por haber hecho de ese día, uno de los más bonitos de mi vida.

Con cariño inmenso,

Sergio.-

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